18 diciembre, 2009

La Copa Melba


Este es un postre vintage y hoy me entere que el creador fue nada más y nada menos que el Gran Auguste Escoffier. Además de ser un postre clásico tiene una historia bastante interesante.

En el año 1890, Nellie Melba era adorada por los amantes de la ópera en todo el mundo y venerada por el chef francés Augusto Escoffier.En el año 1892, Melba se hospedaba en el hotel Savoy de Londres, donde Escoffier era el jefe y organizador absoluto de cocinas y comedores.

Después de verla actuar en el papel de Elsa en el Lohengrin de Wagner, en el Covent Garden, Escoffier tuvo la inspiración de crear un plato para la diva, que cenaba regularmente en el Savoy.Esculpiendo en un bloque de hielo las alas de un cisne y recubriéndolas con azúcar lustre, llenó el centro con helado de vainilla rematado con melocotones.

Este postre quería recordar la famosa escena de la ópera en la que Lohengrin, el caballero del Santo Grial, se dirige al encuentro de Elsa en una barca arrastrada por un cisne, cantando: "Nun sei bedankt, mein lieber Schwann" (Sólo a ti las gracias, amado cisne).

El Savoy a pleno, entre aplausos, vítores y el champagne corriendo aclamó a aquel semidios de la cocina, mientras Madame Melba, maravillada, pues era uno de esos manjares helados que la enloquecía y apenas se permitía para proteger sus cuerdas vocales, agradeció a Escoffier su generosidad y en ese entonces, 1894, la dulce novedad recibió el nombre de "Les Pêches au Cygnes", algo así como "Melocotones al cisne".

Tiempo después, los dos personajes volvieron a encontrarse, esta vez en el Ritz de París. Allí, Nellie le recordó al gran chef aquella noche memorable. Escoffier, atesorando una esperanza de amor que nunca llegaría decidió ir más allá en su invención y en el rojo carmesí de su discreta pasión encontró el detalle que faltaba.

Así, el 1 de julio de 1899, al inaugurarse el Hotel Ritz Carlton en Londres, probó agregarle a la copa un toque de distinción: el fino perfume de las frambuesas frescas. El cocinero envió a un mozo para que le presentara el postre a la diva. Nellie quedó tan encantada que enseguida preguntó el nombre de aquél plato. Sin hacerse esperar y a pura ilusión, Escoffier le envió una nota preguntándole “¿Me permitiría llamarlo Pêches Melba?”

Con esta historia se comprueba que el amor y la cocina van de la mano. No se olviden de este postre en estas fiestas. Aguanten los clásicos.

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